¿Conviene llamar a un cerrajero si se me bloquea la cerradura?

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Rotundamente sí. Tras un bloqueo de la cerradura que impide que su mecanismo trabaje con normalidad, no debemos realizar ningún intento de desbloqueo, ya que posiblemente lo que consigamos es dañar aún más la cerradura.

Por ello se hace necesario recurrir a un cerrajero que, o bien arreglará la cerradura, cambiará la o las piezas estropeadas y revisará la cerradura. En algunos casos será un indicativo de que algo debe cambiarse y en otros simplemente bastará con un ajuste de algunos de los componentes internos de la cerradura o de los sistemas de sujeción a la puerta.

No es muy común que las cerraduras se bloqueen, pero si lo es más que en ocasiones la llave se quede atrapada sin posibilidad de poder extraerla y tampoco girará para abrir o cerrar la puerta. En estos casos suele ser problema del bombillo, que por los motivos que sean no accionan como es debido y con el paso del tiempo terminan desgastando sus piezas más importantes. No olvidemos que al cabo del día es accionado en muchas ocasiones y con llaves diferentes. Copias, sí, pero nunca son idénticas. Es más, a veces una llave nueva, realizada desde una copia antigua es el motivo por el que el bombillo se bloquee y con ello toda la cerradura.

Los bombillos modernos suelen traer un mínimo de cuatro copias además de la documentación que nos hará posible hacer alguna más si la necesitamos. Es aconsejable en el caso de que no sea así, que realicemos las copias con las llaves que estén más nuevas. Hay que tener en cuenta el deterioro de las mismas, pero si además mandamos a hacer copias de llaves con mucho uso, no tendrán ya nada que ver con las originales.

Motivos por los que se bloquea una cerradura

Además de por el desgaste o rotura del bombillo como ya hemos explicado, existen otra serie de motivos por los que una cerradura se puede bloquear.

Como hemos podido leer en otros artículos de este blog, la mayoría de las piezas fundamentales que componen la cerradura, van atornilladas fuertemente tanto al cerco como a la propia puerta. A pesar de que las fijaciones suelen ser seguras, no es de extrañar que, alguna principal, acabe aflojándose y no fije con la precisión necesaria la cerradura. Esto suele ocurrir en puertas antiguas cuya madera puede estar en malas condiciones o que sufre graves golpes al cerrarse.

Lo podemos ir notando observando que la cerradura no está de manera absoluta sujeta a la puerta y al final, por un simple tornillo, pierda toda su función, ya que las sujeciones internas terminan deteriorándose hasta desprenderse. En estos casos no hay más remedio que o bien cambiar la puerta, o reforzarla en aquellos puntos donde deberían ir los elementos de seguridad, zona de cerradura incluida.

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La llave no gira

Una avería a la que nuestros cerrajeros están muy acostumbrados a solucionar son las situaciones que se producen cuando la llave no gira.

Suele ocurrir mucho en las zonas de viviendas vacacionales que han estado mucho tiempo desocupadas, y por lo tanto, no se ha accionado las cerraduras en meses o incluso años. Es en estos casos cuando por la propia cerradura entra polvo o incluso se puede llegar a oxidar el cilindro. La solución en muchos casos pasa por lubricar con un simple aceite que no sea denso, la zona del cilindro desde el exterior. Así quizá pueda empezar a girar la llave y a repartir ese aceite por las zonas que se deben accionar con naturalidad. Pero si el óxido ha llegado a dañar fuertemente la cerradura, no quedará más remedio que avisar a un cerrajero que en minutos nos abrirá la puerta.

La llave se ha roto dentro de la cerradura

Actualmente las llaves de seguridad son prácticamente imposibles que se rompan, pero no olvidemos que aún existen muchas viviendas que no las tienen. Continúan con las clásicas llaves de sierra, si no en todos los accesos, si en algunos.

Siempre aconsejamos que aprovechar una avería puede ser también el momento de cambiar la cerradura por otra que sea mucho más segura. Pero si lo que deseamos es acceder a nuestro hogar lo más rápido posible, avisar a un cerrajero profesional es sin duda lo indicado.

Soluciones caseras

Existen soluciones caseras que pueden emplear o al menos intentar los más “manitas”, pero no siempre dan resultado.

Lo primero es asegurarse de que la llave está en línea respecto al cilindro, es decir, que el cifrado de la llave (lado dentado) esté en correspondencia de los pistones (lado inferior del cilindro); si así es, con un destornillador de dimensiones adecuadas, se puede pasar el interior del orificio en la medalla de la llave (donde se pasan las anillas del llavero) e intentar tirar la llave hacia afuera sin torcerla, para evitar que se rompa aún más en el interior.

El último intento podría ser el de extraer la llave por medio de un par de pinzas, prestando atención a no girar la llave para no romperla ni tampoco dañar el cilindro.

Existe también un método menos común que consiste en pegar los dos trozos de llave, con la ayuda de un trozo de plástico fino a modo de banda y un poco de pegamento de contacto. Ante todo, hay que comprobar si la banda cabe en el hueco entre la llave y el cilindro. En su caso, es necesario poner una pequeña cantidad de pegamento de secado rápido en el lado de la banda e introducir esta última entre la llave y el cilindro. Tras haber esperado unos minutos, el tiempo necesario para que el pegamento se solidifique y la llave permanezca pegada, se deberá tirar de la banda hacia afuera con cuidado.

No dejan de ser remedios caseros que en muchas ocasiones nos pueden sacar de un apuro, pero lo realmente importante es sustituir la cerradura que se ha quedado bloqueada por diferentes motivos y aprovechar para que nuestro cerrajero de confianza instale alguna de mayor seguridad.

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