En realidad, abrir una puerta con un carnet o una radiografía es el método que utilizará un cerrajero urgente siempre que no esté la cerradura con varias vueltas de cierre. Es decir, que no se hayan activado los sistemas de seguridad y que, por lo tanto, el pestillo no quede fijamente alojado en su hueco correspondiente.
Se trata de abrir puertas que se hayan cerrado de manera accidental, bien por una corriente de aire que nos haya dejado fuera, o que no tengamos por algún motivo la llave correspondiente.
Los cerrajeros usan estos elementos para abrir las puertas, así que, si somos un tanto mañosos, también lo podremos hacer nosotros.
Abrir la puerta con una radiografía
Las radiografías antiguas eran la mejor arma para abrir puertas, pero desde ya advertimos que podrán ser dañadas tras el intento de abrir una puerta. Lo mejor es emplear aquellas que ya no sirvan, es decir que hayan quedado obsoletas.
Pero cada vez son menos las radiografías realizadas con láminas de poliéster que son las ideales para realizar el trabajo de abrir una puerta con ellas. Su composición a base de nitratos o haluros de plata, dispersos en un medio gelatinoso, es demasiado caro e incluso contaminante su producción. Por lo que ahora es más común que el soporte donde nos entreguen el resultado de la prueba de Rayos X, sea en papel.
No pasa nada, tan sólo deberemos buscar un tipo de plástico que sea similar, como por ejemplo las láminas de acetato que venden en papelerías, cubiertas de cuadernos, o cualquier elemento que se asemeje a la elasticidad y fortaleza de las radiografías.
Lo primero que deberemos hacer es introducir por la parte superior de la cerradura, la radiografía de manera recta entre la rendija que existe entre marco y puerta. Si por esa zona no entra, es mejor probar por toda la zona superior hasta que demos con la parte que si nos permita que esta se cuele. No conviene forzar, ya que la radiografía se estropeará de tal manera que nos será más difícil un segundo intento.
Una vez que hayamos conseguido que entre el pequeño hueco que queda entre cerco y puerta, bajaremos con decisión hasta que tropiece con el resbalón de la cerradura. De esta manera dicho elemento se hundirá dentro del propio mecanismo y como si hubiéramos metido la llave, esta se abrirá.
Conviene, no forzar la puerta dando empujones con el cuerpo. Tampoco hacer uso de ninguna herramienta o utensilio para que la radiografía entre con más facilidad. Ni siquiera empleando un jabón que muchos creen que hará más sencillo el que la radiografía se cuele por donde queremos.
Abrir la puerta con un carnet
Es fácil decir que podemos abrir una puerta con una radiografía, pero no es algo que siempre tengamos a mano, y menos cuando no podemos entrar en nuestro propio domicilio.
Si tenemos confianza con algún vecino, que no le importe desprenderse o tenga una ya sería una suerte, pero como decimos es algo que cada vez escasea más.
Además de que en la actualidad se emplea el papel y no entregan la clásica radiografía, muchas personas con radiografías acumuladas y que ya no tienen sentido conservarlas, acaban llevándolas a un punto limpio o incluso vendiéndolas al igual que se vende el papel o el cobre.
Por ello el uso de un carnet que llevemos en la cartera, que no el DNI, podrá servirnos para abrir la puerta en el caso de que se nos hayan olvidado las llaves dentro.
La forma para hacerlo es exactamente igual que la que hemos explicado con el empleo de la radiografía, pero antes de nada también debemos decir que estos trucos caseros no sirven para puertas con sofisticados sistemas de seguridad. Si no para aquellas más antiguas.
También las puertas de despachos que hay dentro de las oficinas y que se suelen abrir y cerrar con un pomo, son mucho más sencillas de abrir con un carnet o tarjeta.
Debemos tener en cuenta que al contrario que la radiografía, con una tarjeta o carnet tenemos menos espacio para poder maniobrar con ella. Y al ser un poco más dura y menos flexible, podrán tropezar hasta con los propios tornillos que sujetan la cerradura al marco.
Mejor siempre tarjetas que carnets
Nos será más útil para intentar abrir la puerta una tarjeta que no un carnet. Estos, además de que son aún más gruesos y duros suelen tener relieves que configuran letras y números. Las ideales son aquellas que usamos para ir al gimnasio, invitaciones personales, tarjetas de visita plastificadas o cualquier que pueda hacer la misma función.
Es normal que al tratar de abrir la puerta estas tarjetas se deterioren, por lo que no es conveniente ni mucho menos intentarlo con el carnet de identidad.
Lo primero es colocar de forma recta la tarjeta encima de la cerradura, de la misma manera que explicamos con la radiografía, es decir entre el marco y la puerta, pero en esta ocasión no esperemos que se pueda colar tan dentro. Bastará con que, al bajar la tarjeta, esta consiga accionar el resbalón de la cerradura y consigamos abrir la puerta.
En algunas ocasiones conviene dar pequeños empujones con nuestro propio cuerpo para así hacer más sencillo el proceso. Ayudaremos tanto a que la tarjeta entre y se deslice mejor, como a que llegue al punto donde consiga introducir el resbalón lo suficiente como para abrir la puerta.
Una radiografía es una lámina de poliéster impregnada de cristales de nitrato o haluros de plata (bromuro de plata, cloruro de plata y yoduro de plata) de formas que van de triangular a hexagonal y de tamaños muy heterogéneos, dispersos en un medio gelatinoso